Resumo: | Se trata de la visión que posee el escritor Miguel de Unamuno de los escritores del modernismo venezolano Manuel Díaz Rodríguez y Pedro Emilio Coll, apuntando a la decisiva repercusión que sus obras tuvieron España, debido a una actividad literaria, editorial y periodística que se estableció por entonces, aupada también desde Madrid por el escritor venezolano Rufino Blanco Fombona. Las obras en referencia son Ídolos rotos (1901) y Sangre patricia (1902), introduciendo sobre ellas varias consideraciones significativas, válidas para varios contextos y épocas. Primero, está la glosa de Miguel de Unamuno sobre el ensayo “Notas de la evolución literaria en Venezuela”, de Pedro Emilio Coll, donde el escritor ibérico realiza aportes significativos a la visión que se posee de la literatura venezolana en España, con la subsecuente irradiación de este influjo en el resto de la novelística hispanoamericana de entonces, en un proceso de dobles resonancias que se ponen de manifiesto en el movimiento modernista, en su voluntad de absorber gran parte de la tradición literaria europea para aclimatarla culturalmente al trópico en la década final del siglo XIX, abonando el terreno para una fructífera vinculación estética y cultural entre ambos continentes. Unamuno acuña en este sentido la noción y el término tropicalismo, y por otro lado hace referencia a la influencia francesa en la literatura española e hispanoamericana. Si la paz es tolerancia, inclusión, participación, respeto a las diferencias y aceptación de la diversidad cultural; si éstas hacen posible la convivencia y el equilibrio social através del ejercicio de la libertad individual para el bien colectivo, más allá de la limitación de las ideologías, superando la política de las invasiones bélicas a otros países, orquestadas la mayoría de ellas en los laboratorios del capitalismo avanzado; si la paz da origen a una cultura del diálogo entre estos conceptos para superar las carencias de un mundo donde aún se verifican genocidios y fratricidios, entonces yo apuesto por un nuevo concepto de la paz entre escritores de Europa y Venezuela, de Venezuela y el mundo, de España y Venezuela tal como lo hicieron en su momento Miguel de Unamuno, Manuel Díaz Rodríguez y Pedro Emilio Coll, los cuales son, de hecho, puntos de referencia para continuar construyendo ese diálogo.
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